viernes, 26 de octubre de 2007

ar-teen monkeys




Al entrar al Luna para ver a Arctic Monkeys te dabas cuenta de una cosa: los dos discos de la banda deben ser el soundtrack obligado de la previa de Kika y Rumi ("¿me pasas las All Star verdes a lunares que con mi remera de hoy van perfecto...?"). Mucho teen. Muy hipe.

Pensar que solo es identificación con púberes estrellas de rock de Sheffield es, seguramente, un error. Hablar exclusivamente del "Efecto Franz Ferdinand", o la sobredimensión dada por la NME (¿la gran cosa nueva?), posiblemente tampoco sea correcto.
Algo mas pasa.
La gente explota de emoción... y de barritos. Si hay uno entre muchos indicadores que te puede dar el perfil de la media de un show, es el nivel de bilingüidad del coreo. Victor English Method. Y este es un caso particular, donde la lírica es (en todos los temas) extensíííííííí...ísima!

Los Monkeys en vivo pueden rockear. Pero tal vez no haya que pedir mas que eso.
De ahi en adelante parecen llover objeciones: estructuras que se repiten de mas... ni un solo solo (tampoco estoy seguro de que haga falta)... y el mero y simple hecho de que en algun lugar se vuelven, por qué no decirlo, monótonos.
Por contradictorio que parezca, esos son justamente todos los razgos distintivos de su sonido.

Volviendo del Luna extenuado del quinto instrumento (la voz de Alex Turner... que no para nunca de contar historias mas largas que las estrofas), me acordé por qué había dejado de escuchar un poco los discos. Y me preguntaba qué habría pasado en el camino entre I bet you look good on the dancefloor (2005) y la actualidad.

Ni bien llegué a casa, sentí la necesidad de escuchar brit-púberes. Pero esta vez me fui para Leeds. Y ahí me di cuenta las ganas con las que me había quedado de ver a The Music en vivo.


The Music
The truth has no words.

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